El tradicional comercio rural gallego se ve abocado a la desaparición.

El sector, en general poco dado a cambios, no puede competir con las grandes superficies comerciales y se limita a observar preocupado mientras estas proliferan en pueblos y ciudades y su clientela, hasta ahora fiel, va desapareciendo.

La ausencia de profesionalización, la carencia de servicios, el retraso en la implantación de las nuevas tecnologías y la falta de adaptación a las nuevas demandas de los residentes en el rural parecen algunas de las causas que pueden explicar esta tendencia.

Sin embargo el interés de estos comercios rurales es enorme. Por un lado son comercios de proximidad que están atendiendo las necesidades primarias de una población envejecida, mejorando su calidad de vida y sirviendo en muchos casos como lugar de reunión vecinal. Por otro lado dinamizan la economía local. Regentados en su mayor parte por personas mayores y por mujeres suponen una importante fuente de empleo para el medio rural y en concreto para estos delicados perfiles sociales.

En el año 2007 la Xunta de Galicia impulsa la creación de una Red de Comercio Rural Galego con la finalidad de frenar la tendencia de cierre de estos establecimientos a través de la mejora y modernización de los locales y de sus mecanismos de gestión, además de ofrecer una formación a sus propietarios.

Por medio de una imagen de marca conjunta y un modelo de gestión y adecuación se trataba de crear un sello que garantizase la calidad de los servicios ofrecidos y sirviese como elemento de promoción para los locales.

Los locales pertenecientes a la Red tienen el objetivo de acercar productos y servicios básicos a las parroquias de las zonas rurales.

Ofrecen una amplia variedad de productos frescos locales y con denominación de origen, productos procedentes de la agricultura ecológica, productos de primera necesidad, droguería, bazar y Artesanía de Galicia. La oferta se completa con servicios de hostelería (restaurantes, cafeterías…), puntos de acceso a internet, información turística y otros servicios subcontratados para los residentes como revelado de fotos, reparaciones… con el objetivo de abastecer a las áreas rurales y ofrecer servicios fundamentales para la mejora de la calidad de los habitantes del rural.

Desde un primer momento trabajamos para establecer unos criterios de intervención en la arquitectura y en el interiorismo redactando el “Manual para adecuación de locales”.

Con el fin de crear una imagen unitaria de marca se establecieron modelos para los locales (rótulos, señaléctica…) y se recurrió a un mobiliario común, sencillo, neutro, sin reminiscencias ni excesivamente vanguardista.

Si bien el objetivo era crear una imagen de marca dotando a los diferentes locales de una identidad común, defendimos como criterios de partida tanto el respeto hacia las arquitecturas autóctonas y los elementos patrimoniales como la conservación de otros elementos singulares (trabajos de carpintería, mobiliario, decoración…) que otorgan el carácter propio de cada local.

Por otro lado valoramos el uso de materiales reciclables y naturales. Se incorporaron medidas ambientales orientadas a la gestión, reciclaje y recuperación de residuos, a la optimización de recursos naturales y al ahorro energético. Dentro de lo posible se procuró el comportamiento bioclimático del edificio.

Finalmente, los locales se diseñaron de forma inclusiva, facilitando el acceso de personas mayores o con mobilidad reducida a todos los espacios y servicios.

Con estas líneas guía realizamos las labores de asesoramiento y control de la adecuación de los diferentes comercios a los parámetros requeridos por la Red, haciendo un completo seguimiento de los proyectos y de las obras de adecuación.

Asimismo redactamos varios de los proyectos de adecuación de los locales y llevamos a cabo sus direcciones de obra: Casa Varela en Touro, Casa Xustáns en Ponte Caldelas, Casa Balsa en Ourol, A de Ramona en Ribeira, Casa Calzada en Arzúa y Casa Sabino en Camariñas.